Et là, c'est le drame

No tengo tiempo, no tengo tiempo, no tengo tiempo.

Vaya, qué monotemática que estoy ultimamente.

No sin razón, pero bueno, todo tiene un límite. Hoy me he levantado con el blog en mente, y he dicho pues a la porra los estudios y el trabajo (por 10 minutos nada se pierde).

Estoy días New York ha sido una freidora en nivel máximo. Sí, sí. 40 y tantos grados durante 4 días seguiditos, uno detrás del otro. ¿Y la temperatura mínima? 30 grados. ¡olé! Que se echen a temblar los de Écija, que al título de la sartén del mundo le ha salido un competidor extraordinario en la costa este de EEUU. Hasta el punto que los colegios que no dispusieran de aire acondicionado tenían que dejar salir a los chicos no más tarde de la 1 pm.

En mi trabajo, como tenemos esa suerte que nos caracteriza, teníamos organizada la ceremonia de graduación para el martes 10 a las 6 de la tarde. Sin aire acondicionado, como supondréis. La directora del colegio llamó a mi jefa para "aconsejarle" que no fueramos esa tarde porque habían tenido que dejar salir a los estudiantes pronto debido al calor insoportable. Mi jefa le dió las gracias pero, como era de esperar, no canceló la graduación y allá que nos plantamos toda la comunidad española pertrechados con botellas de agua y abanicos. Eso sí, luciendo nuestras mejores galas.

Los gaiteros tocaron el himno de España, el de Galicia y una muñeira mientras los sudorosos estudiantes de 10º recogían sus títulos de español. Los demás aplaudíamos, con lágrimas en los ojos (o era sudor?...) emocionados y a la vez asustados de pensar que nos íbamos a marear de un momento a otro.

Menos mal que tengo aire acondicionado en mi apartamento...

Cuando regresé a casa por la noche, no recuerdo nada, solo que puse el aire acondicionado y .... creo que me quedé dormida a la primera ráfaga de aire fresco...

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